Ninguna opinión vale por sí misma más que las demás. Son los argumentos que la sustentan los que le dan y otorgan consistencia.
Es necesario levantar la voz y la palabra de manera particular, honesta y firme frente a la algarabía que nos rodea.
Ése es mi propósito. Porque siempre, estoy convencido, queda mucho por decir.